miércoles, 25 de noviembre de 2015

Algunas reflexiones del maestro apasionado


Un maestro apasionado es un maestro comprometido. Los maestros comprometidos educan, no solo enseñan. Asumen el proceso de aprendizaje de sus alumnos con un enfoque centrado en la persona. Por ello, invito a cada uno de los docentes interesados en esta maravillosa labor a preguntarse en primer orden ¿quién aprende? y en segundo orden ¿qué enseño?
Necesitamos cambiar el paradigma de nuestro trabajo, necesitamos pasar del que al quien. Los docentes pasan mucho tiempo buscando respuestas sobre qué contenidos, qué competencias o capacidades enseñar, que materiales usar, qué herramientas aplicar para evaluar. Y esta mirada nos hace almacenar muchas respuestas, muchos documentos, muchos recursos y nos convertimos en grandes “enseñantes” (lo cual está bien porque es nuestra especialidad). Pero nuestra vocación va primero, nuestro compromiso está por delante.
Desde mi primera experiencia docente, hace casi treinta años, aprendí que habían dos tipos de maestros: los comprometidos y los no comprometidos. Aquellos que les interesaban sus alumnos y aquellos que mostraban más interés en sus  papeles, sus procesos y sus tiempos. Constaté también una coincidencia, los primeros eran quienes estaban interesados en profesionalizarse, en hacer de nuestra carrera la mejor carrera, en surgir como educadores. Los otros estaban buscando el terminar el día, ocuparse de otros intereses y otras actividades.

Nuestras escuelas necesitan más educadores y menos “enseñantes”. Entonces si eres un maestro comprometido sé que pondrás por delante a la persona, a tu alumno, al niño o niña o joven.

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